La Premier League ha sido testigo de un giro sensacional que ha puesto de cabeza la zona alta y ha revivido a un gigante. El mes reciente ha marcado un vuelco inesperado: el Liverpool, que parecía encaminarse sin problemas al título, ha sufrido un dramático desmoronamiento.
Los pupilos de Arne Slot, que habían tenido un inicio de curso arrollador con triunfos notables sobre Bournemouth (4-2), Newcastle (3-2) y Arsenal (1-0), pasando de la euforia a la incertidumbre. Tras un tropiezo ante el Crystal Palace (2-1) y la derrota en Turquía frente al Galatasaray por la Champions League, la solidez de los Reds se ha evaporado. Las caídas consecutivas en la liga ante Chelsea (2-1), Manchester United (2-1) y Brentford (3-2) han provocado una caída abrupta, llevándolos de la cima hasta el sexto escalón de la clasificación. El único consuelo fue la goleada 5-1 al Eintracht Frankfurt.
La cara opuesta de esta moneda la presenta el Manchester United. El club de Old Trafford venía de una campaña desastrosa, terminando decimoquinto y sin cupos internacionales, lo que generó rumores de crisis. Tras un comienzo liguero muy flojo (apenas 7 puntos de 18 posibles y eliminación temprana de la EFL Cup), el equipo ha encontrado un respiro. Los Red Devils han hilvanado tres triunfos seguidos, impulsándose hasta la zona de clasificación a la Champions League con un total de 16 unidades. Esta racha ganadora ha logrado disipar las tensiones en torno a la continuidad del técnico Ruben Amorim.
El telón de este drama se levantará de nuevo el sábado 1 de noviembre. El Liverpool buscará reorientar su rumbo como local al recibir al Aston Villa en Anfield, mientras que el renovado Manchester United intentará consolidar su escalada en su visita al Nottingham Forest en The City Ground. El fútbol inglés no da tregua.
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