El equipo insular encontró en Madrid mucho más que tres puntos. En un estadio que suele ser fortín para los locales, la UD dio un paso de gigante para escapar de la zona roja.
Durante más de una hora, el cuadro amarillo resistió el asedio madrileño con un Cillessen estelar. La puntería del Rayo, sin embargo, brilló por su ausencia, desperdiciando ocasiones muy claras en la primera mitad.
La primera sacudida llegó pronto. Un saque de esquina lanzado por Sandro encontró la cabeza de Fábio Silva, que adelantó a los visitantes cuando apenas se había jugado un suspiro de partido. El Rayo respondió con insistencia, pero se topó con el larguero, la falta de precisión y la seguridad bajo palos del meta insular.
En el segundo acto, cuando los locales más apretaban, cinco minutos fatales sentenciaron el choque. Aridane se introdujo el balón en propia meta y poco después Fuster firmó un gran tanto con el exterior, dejando la grada en silencio.
El Rayo no se rindió y McKenna, también en propia puerta, maquilló el resultado en el descuento. El 1-3 final, sin embargo, reflejó la diferencia: la eficacia de Las Palmas frente a la impotencia rayista, un contraste que permite a los de Diego Martínez salir del descenso.
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